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Somalia en crisis: más armas que alimentos

Eugenio Hernández / Twitter: @ebarcala
Foto: «Faraah with her family» – Oxfam International
Hay once millones de personas en riesgo morir de hambre en el Cuerno de África. De ellas, más de dos millones son niños. La situación es especialmente preocupante en Somalia, con dos de sus regiones, Bakool y Baja Shabelle,  oficialmente declaradas en estado de hambruna por la ONU, que solicita 1.900 millones de dólares para paliar los efectos de una crisis humanitaria a la que no son ajenos los intereses políticos regionales y la intervención exterior.

Las dos última temporadas de lluvia han sido las de menos precipitaciones desde la década de los 50. A ello se suma una hiperinflación que alcanza hasta el 300% en los más básicos productos, consecuencia también de las batallas especulativas en los mercados de alimentos internacionales. Por si fuera poco, se apunta al cambio climático como responsable cierto de la merma de tierras de cultivo, la desertificación de amplias zonas y la escasez de agua. Hay alrededor de 800.000 somalíes desplazados en campamentos atestados y fuera de sus fronteras, en Etiopía y Kenya. En el campamento de Dadaab se calcula que se hacinan más de 380.000 personas y siguen llegando a un ritmo de 10.000 refugiados por semana.

20 años sin esperanza
Pero no son sólo fenómenos naturales «inevitables» los que han propiciado esta situación. Las condiciones son terribles porque se le suman otros factores como el hecho de que Somalia es un estado fallido en el que no existe autoridad central. El llamado Gobierno Federal Transitorio mantiene un débil poder ahogado entre  los territorios autónomos del norte y las milicias islamistas radicales en el sur y la propia capital, Mogadiscio. Y así ha sido desde los tiempos de la intervención americana tras el derrocamiento de Said Barre en 1991. Una operación (Restore Hope) que empezó como intervención humanitaria, devino en apoyo a una de las facciones y terminó con un descontrolado reino de taifas, con clanes tribales y fanáticos religiosos sangrando el país.

Para completar el panorama, en esas  regiones  bajo la férula de los señores locales el único comercio próspero es el de las armas. Un lucrativo negocio que se financia en buena medida – según las inteligencias occidentales – con la piratería en las costas. Es la principal actividad de regiones como Puntland, una  nueva Isla de Tortuga dedicada a sacar dinero fresco a quienes, por otra parte, esquilman sin permiso los caladeros, puesto que no existe interlocutor para firmar acuerdos de pesca válidos.

Boicot a la ayuda
Desde la propia Somalia se habla de otras facetas más desconocidas, como las denuncias de que la distribución de ayuda humanitaria consigue efectos perversos. Entre ellos, la dependencia continuada del exterior o la deslocalización de la población civil, algo que justifica para las milicias radicales islamistas el boicot a estas operaciones. Y no es la primera vez que se denuncia la connivencia del gobierno americano y Etiopía para controlar los tiempos y las condiciones en que la ayuda se distribuye, intentado evitar que pueda favorecer de manera alguna a los territorios controlados por los islamistas de Al Shabbaab. Sea como sea y ante lo evidente de la crisis en estos meses, la ONU lanza un puente aéreo de ayuda humanitaria, la FAO solicita una reunión de urgencia y ONG´s como Oxfam o Save the Children piden donativos para atender a los damnificados por la hambruna. Parches, sin duda, pero absolutamente necesarios hoy para uno de los lugares con menos esperanza del planeta.

Otros materiales:

Imprescindibles los posts sobre Somalia de Ramón Lobo en su blog.
Blog de emergencias de StC
Donativos a Save the Children
Donativos a Intermon Oxfam
Programa Mundial de Alimentos (Cuerno de África)
Los piratas somalíes (CS Monitor)
Mapa interactivo de la sequía y el hambre en el Cuerno de África (The Economist)
Donativos a UNICEF
Donativos a Médicos sin Fronteras
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