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Los profesionales

Ni la política territorial, ni la fiscalidad, ni la economía, ni el gasto social. Lo que les preocupa a los ilustres analistas de la actualidad – sección rancia – son las mujeres del nuevo gabinete. Y no porque hayan departido con ellas, seguido su ideario, acumulado datos y

cifras o recibido confidencias, no, no… Su penetrante y acerado diagnóstico del futuro que le espera al país con la paritaria presencia femenina en el Ejecutivo se basa en ocurrencias de gañán, en poner en su boca cosas que nunca dijeron y en chascarrillos de taberna para disfrute de los cuatro gilipollas que les aplauden la gracia. Es decir: la nada.

A falta de cómicos en sus filas con el talento para la sátira de un Buenafuente o un Wyoming,  los sesudos analistas de la extrema derecha se dejan caer por la pendiente del dudoso gusto, abandonando lo que antes llamaban "el sacerdocio del periodismo" para apuntarse a toda competición de "a ver quién mea más lejos" que se les presente. Las peteneras de una, el apellido de la otra y "el bombo" de la de más allá, mezclado con indemostrables acusaciones de falso patriotismo y rijosidades varias, son todo el bagaje que aportan los de la Brunete mediática.

Lo peor es que haya todavía lectores y oyentes que se desayunan con las ocurrencias de estos predicadores renacidos. Gente que cree de buena fe recibir cada mañana pedazos de verdad desnuda y no les venden más que filtraciones interesadas, rumores de restaurante de lujo, conspiraciones paranoides y, ahora, bromas machistas que les retratan y definen. Menudo Think Tank. Joder, qué tropa.