Algo relacionado con lo que cuenta Paco Álvarez sobre Europa como ámbito de libertad. Entre las noticias de estos días, leo que "ciento de niños, algunos de tan sólo seis años, son
llevados al Reino Unido para ser utilizados como 'esclavos laborales' en fábricas y hogares", según el dominical británico The Sunday Telegraph.
El artículo cuenta que los restaurantes, el servicio doméstico o la mendicidad son sus destinos, tras entrar en el país con pasaportes falsos desde Asia, África o Europa del Este. Save the Children y el Ecpat han pedido responsabilidades y que, al menos, el Reino Unido suscriba la Convención Europea contra el Tráfico de Personas.
Según UNICEF, más de 352 millones de niños con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años trabajan actualmente en el mundo y 180 millones lo hacen en situaciones de explotación, enfrentándose a las peores formas de trabajo infantil: tareas peligrosas, en régimen de esclavitud o trabajos forzados, reclutados por grupos armados o utilizados para su explotación sexual o en actividades ilegales. El 97% de ellos pertenecen a países en desarrollo.
Sus empleadores se aprovechan de que los menores son obedientes, salen baratos, hay vacíos legales sobre la edad de inicio en determinadas actividades y los tratados internacionales, como en el caso inglés, no son siempre respetados. En España, La Organización Internacional del Trabajo ha denunciado en los últimos años que hay unos 200.000 trabajadores menores de 14 años, "muchos de los cuales trabajan en pequeñas empresas en condiciones de subcontratación, especialmente en la industria del calzado", aunque los datos oficiales hablen de que esa lacra no existe en nuestro país. Sólo por permitirme la licencia de aligerar lo drámatico del asunto, será que no han visto nunca Eurojunior.