Excéntricas, dice el diccionario, son “aquellas personas que se comportan de forma rara o poco común, por lo que llaman la atención”.
Goethe explora la idea de que comparten características comunes, por nacimiento o formación, y que existen razones que podían explicar su comportamiento:
“Las personas de habilidades poco comunes generalmente caen en excentricidades cuando su esfera de vida no es adecuada a sus habilidades”.
John Stuart Mill tenía tanto aprecio por ellas que escribió en su
ensayo “Sobre la libertad”:
“La excentricidad en una sociedad ha sido generalmente proporcional a la cantidad de genio, vigor mental y coraje moral que contenía. Que tan pocos se atrevan a ser excéntricos marca el principal peligro de la época”.
De vuelta al diccionario, excéntrica hace referencia también a lo extravagante, al “artista de circo que busca efectos cómicos por medio de ejercicios extraños y que, generalmente, toca varios instrumentos musicales”. Y en mecánica, excéntricas son “las piezas que giran alrededor de un punto que no es su centro geométrico y que tienen por objeto transformar el movimiento circular continuo en rectilíneo alternativo”.
Hay otra acepción más que no contempla la RAE, pero sí lo hace Wikipedia. Así es como se denomina a varias clases de depósitos minerales que se forman en cuevas y otras cavidades.
Al ser descritas por la enciclopedia digital, resulta que se ajustan como anillo al dedo a nuestro propósito y falta de método:
“Suelen ser de una gran vistosidad y gran fragilidad, lo que hace que en cuevas con acceso fácil o con visitas habilitadas sea difícil encontrarlas, al menos en buen estado (…) Según los distintos autores, las excéntricas pueden dividirse en dos grupos, tres grupos, dos grupos y una variedad, un grupo y una variedad, etc. Realmente no hay acuerdo ninguno”.
