Famoso por anteriores proyectos (pintar de rosa un tanque ruso, meter una imagen de Saddam Hussein en un acuario con formol o pergeñar un Titán masturbándose para la cúpula del Teatro Nacional) Cerny ha tendido una elaborada trampa inventando la biografía de falsos artistas, supuestos autores del collage que repasa uno por uno los tópicos asociados con los países de la Unión y que cuelga en el atrio del Consejo de Ministros europeo.
En el panel, Bulgaria está representada por unos baños turcos, Francia tiene una pancarta de «en huelga», Alemania está sepultada con tramos de autopista, Dinamarca es el país de Lego y España queda cubierta de cemento.
Epatar a la burguesía sigue siendo posible y, en un mercado como el del arte moderno, hacer pasar una mofa por el trabajo colectivo de decenas de artistas de renombre sigue sin detectarse ni por los supuestos expertos, ni por los medios de comunicación, ni por los indignados mecenas, con el euroescéptico Vaclav Klaus (a quien Cerny califica de «completo imbécil«) a la cabeza.
El artista ya ha pedido disculpas pero, al tiempo, explicaba sus deseos al realizar esta obra: «We believe that the environment of Brussels is capable of ironic self-reflection, we believe in the sense of humour of European nations and their representatives». Visto cómo se lo han tomado los mandatarios, esos sueños no se han cumplido.