Carta excéntrica

Casa de citas XXIII

“Con apenas treinta años, el poeta alemán [Hölderlin] empezó a sufrir crisis mentales. Cuentan que padecía accesos de ira, agitación y ataques de verborrea que no podía controlar. Declarado enfermo incurable, sus parientes lo ingresaron en una clínica.

En el verano de 1807, visitó a Hölderlin en su encierro un ebanista llamado Ernst Zimmer, entusiasmado por su libro Hiperión, y decidió llevárselo a vivir a su casa, junto al río Neckar. Allí permaneció el poeta hasta su muerte en 1843, siempre al cuidado de la familia de su lector.

Sin apenas conocerlo, Zimmer decidió recoger, alimentar y cuidar en su demencia al autor de la novela que amaba”.

El infinito en un junco. Irene Vallejo.